Meter al Estado en IMPSA es adquirir deuda a cambio de improbables beneficios futuros. Vieja fórmula estatizante que tanto daño ha hecho a nuestro país. Si los que deciden pusieran en riesgo su dinero y no el de los impuestos, seguro tomarían decisiones distintas.
IMPSA debe más de 550 millones de dólares. Los acreedores tenían hasta ahora el 65% de las acciones. En lugar de generar condiciones para conseguir inversores privados, le entregan la empresa al gobierno. Así se aseguran cobrar su deuda, sin riesgo. Mejor negocio imposible.
¿Alguien se preguntó porque ningún privado se interesó en IMPSA? En la respuesta está la causa del error del gobierno en meterse donde no debe. Es someter los recursos de la mayoría para el beneficio de unos pocos. La suma de estas decisiones nos llevaron a la pobreza actual.
Mendoza, al ser nuevo socio en un 21%, también asume el 21% de deudas, más de 120 millones de dólares sobre casi 600 que IMPSA debe. ¿O creemos q con gestión estatal la van a dejar ir a la quiebra? A este salvataje le sucede otro, y luego otro, y otro. Con los dineros de todos.
¿Por qué se insiste en creer que el Estado sería eficiente en un mercado muy profesional, sofisticado y altamente competitivo, como el de la innovación tecnológica; cuando en el día a día de la gestión pública, le cuesta resolver los problemas más sencillos de los ciudadanos?
¿La salida? Dos opciones: no haberse metido, el gobierno debe invertir en salud, educación, seguridad, y no en tareas que no le son propias. O bien, si querían salvar IMPSA hubieran dado un crédito especial para fondear la compañía, sin asociarse a deudas y pérdidas futuras. No hay estatizaciones buenas o malas, sino que conceptualmente es una política pública que siempre ha fracasado. El problema no es IMPSA, una empresa que los mendocinos valoramos y respetamos. El problema es por qué IMPSA y no cientos o miles de pymes al borde de la extinción.
El Estado contribuyó a la asfixia de la empresa de la familia Pescarmona, con 115 años de historia, pateándole las piernas, y hoy le regala las muletas. En un país con reglas claras y transparentes, IMPSA sería un ejemplo de desarrollo empresario. Pero aquí, la historia es otra.
Hoy viene el Presidente Alberto Fernández a Mendoza a sacarse una foto por la estatización de IMPSA. Ojalá esa foto se guarde para que en algún tiempo no muy lejano sepamos quienes fueron los responsables de que el Estado le quite recursos a los más vulnerables y los ceda a los más ricos.