Argentina está entrando en una etapa compleja. Creo, tratando de ser realista, que en 4 o 5 meses, con más de 50% de pobreza y la inflación real tocando los 3 dígitos, el Gobierno deberá extremar la responsabilidad y hablar con la verdad a los argentinos.
El Gobierno de Alberto Fernández tiene sólo dos opciones:
1.- Convocar a todos los sectores, y acordar un programa de salida, que implique ahorro extremo del gasto público, relacionamiento internacional con socios desarrollados y plan audaz de re-activación de empresas para crear empleo; o
2.- Seguir sosteniendo un relato inviable, ideologizado, que con ropajes populares, esconde la estrategia de impunidad para algunos vivos, clausurando la República. El costo es olvidar la economía real, espantar la inversión y estrellarse con los mercados. Esto no se sostiene.
Si Alberto Fernández se mantiene en la insensatez de este segundo camino, el resultado será la radicalización de las disputas políticas, a través de la violencia, al estilo Venezuela. La explosión económica pondrá a la gente en las calles, por izquierda y por derecha. Vendrán tiempos muy complejos para el país.
Quienes creemos que el camino es la primer opción, debemos actuar con convicción para ser alternativa y no quedar diluidos en ese caos, pero actuando con responsabilidad y prudencia, para que la anarquía no le gane a las Instituciones, y terminemos en manos de algún emergente oportunista.
Alberto Fernández esta a tiempo de transmitir un mensaje claro de hacia donde quiere conducir el país, y si es él quien ordena, o sólo acata órdenes de Cristina Fernández de Kirchner. Esto es crucial para la articulación de un Acuerdo de Unidad Nacional. Que no puede esperar mucho más.